¿Nos podemos imaginar cómo hubiera sido nuestra vida y la de nuestros padres si desde pequeñ@s nos hubieran dicho que nosotr@s sí podíamos; si nuestros oídos hubieran recibido mensajes alentadores y nuestros ojos hubieran visto la alegría de nuestros mayores por los logros que íbamos consiguiendo?
¿Cómo nos sentiríamos si nos hubieran apoyado, animado y permitido expresar lo que de verdad sabíamos hacer?.
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Nuestros mayores han hecho lo que han podido con los recursos que tenían a su alcance en cada momento y con lo que han visto que hacía con ellos. Por ello, muchas gracias!, y como la PNL nos dice, todo tiene una intención positiva, y la de ellos estoy convencida era y es que fuéramos cada vez mejores personas.
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Mi aportación es que nos demos cuenta de lo importante de las palabras que utilizamos al comunicarnos con nuestr@s niñ@s y con nosotr@s mism@s. Por eso, creo que es hora de ponernos manos a la obra y ser extremadamente cuidados@s a la hora de expresarnos.
Puede que en algunas asignaturas necesiten mejorar, y que como a tod@s se les den mejor unas que otras. ¿Y si esto nos está dando pistas sobre cuáles son sus talentos naturales? Lo que ocurre es que ponemos el foco en el otro lado, en que van mal en tal o cual asignatura y no vemos más allá.
Ante esta situación solemos poner etiquetas del tipo: “que torpe eres”, “eres un vago”, …y otros adjetivos de lo menos motivantes. Debemos saber que una cosa es la identidad (el ser) y otra muy distinta la conducta o comportamiento y las capacidades o habilidades de la persona. Cuando las conductas o comportamientos no nos gusten en lugar de decir: “que tont@ eres” (que estoy incidiendo de lleno en su identidad, en lo que es realmente), puedo optar por: “con lo inteligente que eres, ¿cómo es que haces esas cosas?”. Creo que hay una gran diferencia, ¿verdad?
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Al principio también me he referido a cómo nos hablamos a nostr@s mism@s, así que os propongo otro reto que estoy segura vais a aceptar gustosamente ;). Es el siguiente:
– Que empecéis a observaros cuando habláis para ir descubriendo que palabras acostumbráis a usar. Esto ya es un gran paso por lo que os felicito!
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– Y la segunda parte del reto es que en cuanto detectéis términos que para nada son positivos ni motivadores, al instante los transforméis. Me explico con un ejemplo: en cuanto me escuche decir “que torpe soy”, “no valgo para nada”, etc…inmediatamente lo transformo en positivo, con las palabras que yo quiera y que me lleguen de verdad.
Sencillo, a que sí? Yo estaré encantada de que compartáis conmigo los resultados de este reto. Os sorprenderá seguro!
Un abrazo!!
Aleyois Villén Pérez
Master Coach con PNL
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