Este post pretende hablar de una de las cosas más importantes para salvar los obstáculos y salir reforzad@ de ellos; el reencuadre.
Si se me permite, voy a tratar este concepto contando una experiencia personal, contando la lección vital que mis padres me han dado, este post sale directamente del corazón y es un agradecimiento en voz alta.
Algunos ya conocéis la historia que viene a continuación, voy a resumirla para poner en situación a aquellos que no.
Hace cerca de año y medio, decidí traspasar el centro de entrenamiento personal que tenía en el centro de Bilbao para realizar lo que algún@s llamamos sueño y otros locura: vivir viajando.
No fue una decisión fácil, tenía que enfrentarme a la decepción que creía iba sentir mi entorno más cercano.
Bien, lo hice, superé lo que me limitaba y reuní el valor suficiente para comunicarlo. Hasta aquí todo normal, nada que no haya hecho muchísima gente.
Aquí es donde viene lo interesante, aquello de lo que trata este post, atent@, y léelo las veces que lo necesites:
Cuando comuniqué a mis padres la decisión de traspasar temporalmente el centro de entrenamiento (centro en el que todos habíamos invertido tiempo, energía y dinero), la reacción inicial fue cuanto menos fría, creo que prefirieron callar antes de decirme lo que pensaban.
Me fui, viajé 3 meses y volví. Había llegado el momento de comunicarles que el traspaso temporal se iba a convertir en definitivo, que había descubierto cómo quería vivir.
Reacción: fría, por momentos de aparente desaprobación, sin embargo empezaban las preguntas, ¿cómo vas a vivir? ¿Tienes algo pensado? Mi respuesta: trabajaré, todavía no sé muy bien cómo pero lo haré.
Me fui, viajé otros 3 meses y volví. Esta vez decidí quedarme unos meses en España, pero en otra ciudad. Y llegó el momento de volver a salir, esta vez sin billete de vuelta.
Reacción:
– Mis padres: ¿A dónde vas? ¿Tienes pensado cómo vas a vivir?
– Yo: trabajaré online, es uno de mis sueños dentro de mi sueño, comencé a hacerlo en mi anterior viaje y sé que funciona mejor que bien. Y mientras consigo el trabajo suficiente online, encontraré trabajo en los lugares a los que vaya. Algo saldrá.
– Mis padres: Eso seguro, trabajo no te va a faltar, y si no, siempre tienes tiempo de volver. (uff… sé que la intención es buena pero me cuesta oír eso de que a lo mejor tengo que volver…)
Bien, última situación: un mes después del inicio del último viaje, llamo a mi madre y le comunico que estoy pensando cambiar de país porque este en el que estoy no es exactamente lo que esperaba, las cosas están marchando de manera distinta a lo planeado.
Reacción:
– Mi madre: Claro hija, muévete. Si has pensado en ese otro país, vete, te va a ir bien y si no, sigues moviéndote hasta que encuentres tu lugar. Suena bien el plan que me cuentas, hazlo.
¿Lo veis? ¿Lo sentís? Eso es un reencuadre en toda regla, uno de los mayores que he visto.
Gracias a este cambio de mentalidad que mis padres se han esforzado en hacer, ahora les siento como parte de mi viaje, de mi vida, no como ese elemento al que me tengo que enfrentar con miedo.
Creo que no son realmente conscientes de la fuerza que me da tenerles a mi lado.
No sé si he conseguido transmitir lo que significa reencuadrar, espero que sí, sin embargo, necesitaba explicarlo de esta manera para expresar mi más sincera gratitud a mis padres, Maribel y Miguel por el esfuerzo que hacen tratando de entenderme.
Y aun a riesgo de alargar demasiado este post, necesito extender mi gratitud a 3 personas más: David, mi hermano, María, mi abuela, y Asier, mi ex-pareja y siempre compañero aunque nuestras vidas vayan por separado. ¿Los motivos? Su incondicional apoyo mediante gestos, dinero, palabras…sin ellos sería muy complicado.
Como conclusión, añadir que si tuviera que utilizar una frase para explicar la esencia del reencuadre sería:
Puedes luchar contra la marea y agotarte o fluir con ella y utilizarla a tu favor.
GRACIAS.
Amaia González.
Coach con PNL.
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